domingo, 14 de julio de 2013

Tengo un hijo Rugbier







Tengo un hijo Rugbier






Sebas con la roja y blanca de los Tumis






Les confieso que moría por que sea futbolista desde que lo vi  de arquero a las 5 añitos en Pisco en el  club deportivo del Glorioso Grupo 9, casa de los canberristas;  no se imaginan lo feliz que me hacia viéndolo atajar penales, volar por cada pelota que pretendía entrar en su arco tenia la ilusión de que algún día lo hiciera por la Selección Peruana. Mi apoyo fue total academias, profesores, viajes, nuevos amigos domingos de futbol siempre tras él. Preocupado de que no faltara a los entrenamientos a cada partido
Poco a poco fue creciendo cada día se hacía más fuerte, rápido y hábil, pero no dejaba de ser tierno y cariñoso, siempre fuerte pero bondadoso, veloz pero lento en molestarse, jugaba para su equipo pero no perdía su individualidad.

Cualquiera en su equipo podía equivocarse los defensas y delanteros podían fallar pero un error suyo en el arco costaba caro, lo sentíamos en la tribuna, en la mirada de los otros padres, en la preocupación del entrenador, defender un marcador volando por la bola, arrastrándose por el área, no perdiendo de vista cada jugada, cubriendo los espacios, poniendo cualquier parte del cuerpo aunque le duela él estaba allí siempre sin poder fallar.

Que no decir de la angustia de las definiciones de penales, cada tiro con la probabilidad de atajarla o no, de determinar que una sola de sus tapadas le daría la gloria o la derrota  a todo el equipo, que responsabilidad a sus solo 12 años.

Que sensación de tristeza desde la tribuna cuando veía su mirada en la bola cuando  pasaba la línea de su arco o cuando celebraba solo en su arco mientras sus compañeros se abrazaban y celebraban un gol, el no abandonaba su portería ni para celebrar.

Tiempos lindos, que fueron formando su carácter y temple para afrontar obstáculos saborear  la victoria o  morder la derrota, así como es el deporte es la vida.

Luego de un tiempo practico atletismo, corría como el viento, también despertó muchas emociones en mi porque este siempre fue mi deporte y lo conozco a la perfección, sabes que todo depende de ti, que nada aquí se da por casualidad, la mente coordina cada movimiento de tu cuerpo, la respiración, el corazón a mil por hora, la coordinación de cada movimiento, los brazos cortando el viento, los pies que sirven como resortes, para que las zancadas sean más largas, las rodillas flexionando coordinadamente para no perder la velocidad ganada, la soltura de los músculos y administrando el aire en los pulmones para poder cruzar la meta primero.

Aquí no hay equipo, eres tu contra el tiempo del reloj, sabias que si fallabas en una carrera o en un salto, eras solo tú el responsable, no hay escusas que valgan, eres el artífice  tu  victoria o tu derrota.


En atletismo cuando pierdes, también  aprendes de los errores, entrenas para superarlos y no dejar que el tiempo te gane, también como en la vida los años pasan sintiendo  que no llegas a la meta.

En atletismo no puedes rendirte, puedes llegar último pero tienes que llegar, lo único que importa es gastar todo lo que tienes para pasar la línea sabiendo que diste todo, como en la vida puedes perder pero nunca rendirte.

Así como aprendes de las derrotas también saboreas la gloria  cuando partes la cuerda de llegada, abriéndote paso y superando a todos los que compiten contigo, sientes que eres grande y que Dios te selecciono para ser rápido y llegar a todas las metas que te propongas.

Luego pasaste por el mar, verte levantarte temprano con tu tabla, ni el frio ni la mañana te lo impedían, solo querías subirte a una ola, al principio luchando, hasta que lo hiciste tu solo, parado sobre tu tabla sintiendo la brisa el olor del mar y la sensación de controlar con tu cuerpo la naturaleza.

Hasta ahora que me sigues sorprendiendo con tus propias elecciones, llegaste al Rugby un deporte del cual no se casi nada; asi que ahora por ti me propongo descubrirlo; me preguntaba que tenía este deporte que podía haber logrado que dejes el fútbol, el atletismo, la tabla y el skate de manera inmediata cambiando todos sus intereses deportivos demostrándome mucha persistencia y  cambio de actitud.

Pocas veces lo he visto practicarlo pero la primera vez siempre llega, veía a un grupo de jóvenes  macetas y otros más que macetas y entre los más delgados estaba el, encarnizando  una batalladora lucha peleando obsesivamente por una pelota el  a pocos metros en línea de recibirla y correr esquivando hombros y metidas de cuerpo por todos lados evitando ser tackleado  en su idioma.

Este término  lo descubrí, cuando insistentemente en casa me decía “papí te puedo tacklear”  y en pocos segundos comprendí su significado, siendo por primera vez tackleado por suerte en el borde de mi cómoda cama, se dio un poco de viada puso  toda su fuerza en el hombro a la altura de mi cintura y sin mucho esfuerzo logro que salga volando 2 metros atrás para caer rápidamente y sin darme cuenta, sintiendo una rara sensación de vacío así es como aprendí el significado del  tackle.

Pero no bastaba saber que era un tackle   para encontrar el verdadero interés de mi querido hijo creo que va más allá de eso, él siempre dice que “es un juego de villanos jugado por caballeros”, tengo que descubrir que emociones tan fuertes despertó en el tanto interés para dejar todo de lado por ir a entrenar a las cinco de la mañana.

Poco a poco me entere que es un juego de equipo que lo más importante  es proteger  al compañero  para lograr el objetivo, que nadie puede guardarse  nada y cada uno tiene que dejar todo su esfuerzo en bien del equipo, que ganan yarda tras yarda luchando cuerpo a cuerpo con el rival, que se necesita fuerza y rapidez, que necesitas ser ágil para derribar a tus adversarios y escapar de los que te quieren derrumbar, entonces me vino a la memoria cuando eras pequeño y en el parque de la casa  jugabas policías y ladrones , nadie te podía alcanzar y capturabas a todos con tu velocidad, luego observe que también volabas como un arquero como en el futbol pero no para atrapar pelotas si no ahora para atrapar a chicos más fuertes que tú.

También descubrí que hay muchas normas que cumplir y el respeto por las decisiones de la autoridad sin discusión las normas y autoridad se respetan no como en el futbol que se reclama, en el Rugbi  todos obedecen y comprendo el significado de la palabra caballero.

Al ver mi primer partido escuche algo como el tercer tiempo y como tu equipo, el cual fue el vencedor mostró un gran respeto por el rival agradeciéndolo y dándole la mano ofreciéndole una especie de ritual y agradecimiento por dejar todo en la cancha y cada uno de los vencedores invitaban al equipo rival a brindar con una cerveza, la invitación llego hasta el público y que orgullo recibir mi lata del capitán del equipo una de las cervezas, la verdad que  sentí  como si yo también hubiera jugado Rugby.

Ahora comprendo un poco mejor la persistencia y esfuerzo que día a día están formando tu carácter,  tu forma de ser, cada día te haces más fuerte, pero a la vez más noble y caballero, la lealtad a un equipo, las ganas de la victoria y la lucha por ganar es como  la vida misma, ahora sé que nunca te van a faltar fuerzas cuando la resistencia y los problemas lleguen, sé que los vas a tacklear, sé que siempre tendrás amigos que te ayuden a sortear los ataques de la vida y del rival y poner el hombro para conseguir las metas que siempre cuestan y lo mejor de todo tú me enseñaste la felicidad de la vida y la paz, cuando te pregunte si eras feliz y no dudaste en responderme; claro pues papa como no serlo si yo juego Rugby y lo más importante Dios me acompaña.



Dedicado a mí  querido Tumi (Seleccionado Nacional de Rugby):
Sebastian Calderon Klinar



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